domingo, 11 de julio de 2010

Descenso del Barranco de la Buitrera

Autor: José Luis Mármol

6 años, seis años hace de la ultima vez que visitamos este precioso barranco, el cual muchos consideran la catedral del barranquismo andaluz   (imagino que por su belleza paisajística) y mas de 15 desde la primera vez que lo descendiera. Atrás quedan ya muchos recuerdos y anécdotas inolvidables. Mucho a cambiado desde aquel día que cruzando las vías del tren junto con mi mujer (en aquellos momentos mi novia) realizáramos por primera vez el descenso del  barranco.Pero no solo el acceso a cambiado, incluso el nivel del agua este año es muy superior, haciendo parecer diferente su recorrido.
PICT0007
   Quedamos muy temprano, como siempre , y después del pertinente mollete con pringa de Montellano partimos hasta el lugar desde donde , a pie, llegaríamos hasta la cabecera del barranco.
A si fue pues, después de una hora aproximadamente, cargados con todo el equipo y atravesando un bellísimo paisaje, llegamos al  inicio, y sin perder tiempo nos pusimos los trajes de neopreno y comenzamos el recorrido.
Los primeros 100 metros estaban intratables, una verdina espesa como la harina nos atrapaba las piernas dificultándonos el avance. Poco a poco conseguimos salir de allí y constatar porque le llaman la Catedral.
PICT0016

El agua estaba cálida como la de una piscina en Sevilla, a veces daba hasta asco que estuviera así. Se echaba de menos ese agua fría propia de estos sitios , que parece que hasta corta la piel.
Pero dejando a un lado esto, el recorrido fue genial, como  ya he dicho antes , el alto nivel del agua hacia diferente este barranco, mas divertido pues había sitios que llevaba bastante corriente.
Impresionante las vistas del puente, las paredes tan altas, dicen que es el único sitio donde se pueden tocar las paredes de dos montañas  a la vez.He de reconocer que este sitio siempre me ha atraído mucho, y que siento algo muy especial por el.
PICT0060
PICT0064
En el  ultimo lago pudimos sentir la surgencia que hay en este, pues el agua cambiaba de momento y se volvía increíblemente fría a su paso. Una vez terminado, un corto pero bonito paseo nos llevaba al coche de salida, donde después de dar buena cuenta de las viandas que llevaba Carlos , regresamos a recoger el coche de entrada y de aquí de vuelta a la civilización.